SANANDO HERIDAS
En el transcurso de la vida conocemos a muchas personas que de una forma u otra marcan nuestra vida ya sea para bien o para mal. El detalle es que cuando alguien llega para mal porque nos hirió, nos mintió, nos lastimó o nos hizo mucho daño, permitimos que sentimientos como el rencor, resentimiento, odio o enojo crezcan en nuestro corazón; sin darnos cuenta que éso lo único que provoca es un daño peor. Y es que para nadie es un secreto que muchas personas nos van a fallar, cualquiera de hecho nos puede fallar. Incluso aquellos que más amamos nos pueden provocar gran decepción. Puede que aquel en quien depositaste toda tu confianza te falló, o que la persona que prometió apoyarte y amarte de un pronto a otro cambió y se alejó... tantas cosas que nos marcan y nos hacen sentir desanimados, tristes, inferiores, abatidos, cansados, etc. Pero aunque haya sido así créame que Dios usará esa situación para tu bien. Y tal vez te preguntarás ¿Cómo es posible que ésto que realmente me lastima pu...