Plenitud de Amor

Hoy mientras leía un versículo biblico recordé una etapa de mi vida sumamente complicada. No había un sólo día que no me sintiera afanada y estresada. Las múltiples obligaciones, situaciones e inclusive personas me hacían sentir presionada y me cuestionaba el porqué no era capaz de controlar mis emociones de manera que ésas cosas no me afectaran. Mi humor cambiaba constantemente, la tristeza estaba presente siempre, la angustia me enfermaba tanto física como emocionalmente, y la palabra paz era sólo éso, una palabra que para mí no existía. Oraba, le pedía a Dios que me ayudara, que cambiara a los demás, y otras veces en mi frustración le reclamaba, ¿porqué yo? ¿hasta cuándo voy a dejar de sufrir? ¿cúando llegará el día en el que yo sea feliz? ¿porqué termina una cosa y empieza otra? ¿acaso tan mala he sido que simplemente no intervienes?... y muchas otras cosas más pasaban por mi cabeza, ignorando la verdad.  A pesar de que tenía muchos años de ir a la Iglesia, de leer la Biblia y de

Los problemas y las situaciones difíciles son parte del camino. Nadie está libre de obstáculos y de momentos tristes. La adversidad no hace excepción y puede tocar nuestra puerta en cualquier momento. Lo importante es la reacción que tomemos ante ésas situaciones. Es nuestra decisión si los enfrentamos, los negamos, nos enfermamos, huimos, etc. Si realmente queremos alcanzar algo significativo, requerimos de un esfuerzo y muchas veces extra de lo que normalmente estamos acostumbrados a dar. El apóstol Pablo lo entendía muy bien. Su decisión de perseverar y seguir su servicio a Dios hasta el final de sus días, fue su meta. A pesar de que fue encarcelado, apedreado, juzgado, abandonado y traicionado; él decidió proseguir a la meta y no sólo éso si no que hizo un ejercicio de mente constante, dejándo atrás el pasado, lo cual incluía heridas y ofensas, porque sabía bien que su objetivo valía cualquier sufrimiento. "Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una