REPOSO SAGRADO

Hoy mientras leía un versículo biblico recordé una etapa de mi vida sumamente complicada. No había un sólo día que no me sintiera afanada y estresada. Las múltiples obligaciones, situaciones e inclusive personas me hacían sentir presionada y me cuestionaba el porqué no era capaz de controlar mis emociones de manera que ésas cosas no me afectaran. Mi humor cambiaba constantemente, la tristeza estaba presente siempre, la angustia me enfermaba tanto física como emocionalmente, y la palabra paz era sólo éso, una palabra que para mí no existía. Oraba, le pedía a Dios que me ayudara, que cambiara a los demás, y otras veces en mi frustración le reclamaba, ¿porqué yo? ¿hasta cuándo voy a dejar de sufrir? ¿cúando llegará el día en el que yo sea feliz? ¿porqué termina una cosa y empieza otra? ¿acaso tan mala he sido que simplemente no intervienes?... y muchas otras cosas más pasaban por mi cabeza, ignorando la verdad.  A pesar de que tenía muchos años de ir a la Iglesia, de leer la Biblia y de orar, me di cuenta de que el verdadero problema no eran las circunstancias externas, si no, la manera en que yo interiorizaba las cosas. Definitivamente no tenía fe.

En Hebreos 4:9-11 dice: " Queda por tanto un reposo sagrado para el pueblo de Dios. Pues el que ha entrado a su reposo, él mismo ha reposado de sus obras, como Dios reposó de las suyas. Por tanto, esforcémonos por entrar en ése resposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemplo de desobediencia."

Claro, es lógico! ¿cómo no me iba a sentir así, si todo el tiempo fui desobediente? Siempre manejaba las cosas a mi manera; en lugar de permitir que fluyeran las cosas y dejar que Dios se encargara de todo, me estresaba, suponía cosas, me cargaba, y no tenía la fe de que yo tenía derecho a accesar por gracia, al reposo sagrado que había sido creado desde antes de la fundación del mundo porque hasta Dios siendo Dios reposó. 
  
Entrar en reposo es liberarse de excesivos razonamientos, luchas internas, miedos, agitaciones, preocupaciones y frustaciones y confiar que en todas las circunstancias Dios tiene total cuidado de usted y que provee sus necesidades. Es un descanso del alma donde la mente, la voluntad y las emociones están en paz. 

El Señor quiere que vivamos en su reposo, pero para lograrlo debemos creer y tener la fe de que hay recompensa para todo aquel que lo busca. Así que si estás estresado, desanimado, triste o simplemente sientes que no puedes más, acércate al trono de misericordia. No trates de controlar todo y a todos; permite que Dios haga lo que tú no puedes hacer. No importa lo que enfrentes, Dios quiere ayudarte y darte paz. Reposa y deja que su mano poderosa sea la que intervenga! 



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