DIÁLOGO ÍNTIMO

Con frecuencia nuestros días están llenos de muchísimas cosas por hacer. Tenemos que cumplir con una larga jornada de trabajo, hacer las diligencias personales, llegar a casa a cumplir con todas las tareas que demanda el hogar, quizás agregar clases de la universidad, tiempo con nuestra familia o incluso simplemente buscar la manera de sacar el tiempo adecuado para descansar, (lo cual muchas veces no lo tenemos 100% garantizado). Agreguemos un sin fin de problemas y situaciones por resolver día con día, lo cual pienso que es "normal" ya que actualmente la mayoría estamos sumamente atareados y llenos de compromisos o como decimos popularmente estamos siempre en un puro "corre, corre", pero en medio de todo éso hoy te pregunto: ¿existe algún momento en tu día en el que haces una pausa, te detienes a pensar, reflexionar y orar?

Probablemente responderás con otra pregunta: ¿Para qué orar?  o llega el pensamiento de: Ups! Se me olvidó! Se me olvidó dar gracias, expresar, pedir... o ¡Qué pereza! o ¿Qué pretende éste si ya se sabe que no tengo tiempo? Bueno, no está de más recordarlo. La razón por la que debes orar se resume en: 1. Dios te invita a hacerlo. Su Palabra dice: “No se inquieten por cosa alguna, sino que en todo, por oración y ruego junto con acción de gracias, dense a conocer sus peticiones a Dios; y la paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús” (Filipenses 4:6, 7). Que rico saber que el Dios Todopoderoso no sólo está anuente a escucharnos y a darnos lo que pedimos sino que en medio de tantas cosas guardará nuestros corazones con su hermosa paz si nos disponemos a buscarlo. (¡Que alivio!).  2. La oración hace que nuestra relación con Él sea más profunda y cercana. Por lo general cuando nos comunicamos con mayor frecuencia con nuestros amigos, la relación se va fortaleciendo a medida que expresamos sentimientos, situaciones y preocupaciones, así que lo mismo ocurre con nuestra relación con Dios. La oración no sólo permite expresarnos si  no que a medida que exponemos nuestros más íntimos sentimientos y deseos ante él, descubrimos cual es su propósito. Créeme, cuando llegas realmente a experimentar su amor, y no te conformas sólo con una pequeña oración si no que entablas un diálogo íntimo, tu corazón se llenará completamente. No hace falta más, te lo aseguro!.

Ahora, sabiendo todo lo que podemos obtener a través de éste medio tan maravilloso que es la oración, donde no sólo podemos desahogarnos y expresarnos si no que podemos obtener paz, (no como la que el mundo da), conocer más de su incomparable amor, experimentar ése consuelo perpetuo, refugio incondicional.... ¿qué esperamos para hacer lo que realmente es importante para nosotros? ¿vale la pena posponer lo eterno por las cosas pasajeras? Siempre es buen momento!
En mi caso personal recomiendo hacerlo cuando nos levantamos para poner en sus manos todo lo que vayamos a emprender y al final de día para agradecer y por qué no, expresar aquello que nos angustió o nos alegró durante el día. Es reconfortante saber que podrás dormir tranquilo, porque le entregaste todo a el único que podrá ofrecerte lo mejor en cada situación, aún aquellas que naturalmente creemos que son malas. De igual manera nuestra relación con el Señor debe ser constante, así que lo ideal es deleitarnos durante el día con una comunicación mucho más fluida.

Su gracia estará siempre presente aún cuando estamos tan ocupados como para no percibirlo, pero es increíble cuando llegamos a estar conscientes de la verdad, que contamos con su presencia y su compañía en cada paso que damos. Cuando la oración es un hábito en tu vida, todo es más fácil, y el gozo te complementa. Por ésa razón no pasemos por alto jamás ése diálogo íntimo con nuestro Padre Celestial. Disfrútalo, vive ligero y confía plenamente en su poder, porque todo está bajo su control, y no olvides nunca que todo lo que somos y tenemos hoy se lo debemos a Él.


Comentarios

Entradas populares de este blog

DIOS HACE JUSTICIA

NO ESTÁS SOLO

PREDISPUESTOS A LO NEGATIVO