LO QUE MERECES

Pensando un poco acerca de lo que nosotros como seres humanos anhelamos, llegué a la conclusión de que muchas personas por miedo, por costumbre o porque no se sienten merecedores; se conforman en una o más áreas de su vida.

Hoy hablaré específicamente de las relaciones de pareja. Suele suceder que muchos por miedo a estar solos, a que la otra persona llegue a estar con otro (a), o simplemente por apego se conforman a estar involucrados en una relación enfermiza que al final lo único que provoca es la infelicidad, la decepción permanente y el daño mutuo. Otros peor aún son agredidos física o psicológicamente o llegan a mendigar tal vez calidad de tiempo, amor o cariño a una persona que simplemente no los valora. Si en tu caso sientes que la persona con la que estás no te hace feliz por diferentes razones que solamente tú conoces quiero que recibas éstas palabras que estoy segura te van a ayudar. Este tipo de situaciones en la actualidad es muy común entre la gente; personas que en lugar de tener una relación sana más bien se envuelven sin intención en una relación estresante, dominante o de continua tristeza.

Dios dice en su Palabra lo siguiente: "Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza." Jeremías 29:11.

Reflexionando en el versículo anterior, tengo la convicción de que Dios siempre desea lo mejor para nosotros. El quiere que nuestro futuro esté lleno de bienestar y no de calamidad y con mucha más razón si de pareja se trata. El problema es que la mayoría de veces nosotros mismos somos los que nos involucramos en ciertas situaciones que nos obstaculizan el camino a la felicidad. Pueden ser casos en los que escogemos mal, confiamos en una persona que al inicio marcó nuestras vidas con sus buenas acciones pero luego que pasó el tiempo cambió, tal vez tiene la costumbre de maltratarte o hacerte sentir mal, todo lo que haces le incomoda, en lugar de provocarte alegrías te hace llorar, no se preocupa por tí como debería, no te tiene entre sus prioridades, te desplaza, no te presume ni te brinda respeto, no te da cariño ni tiempo, entre tantas otras razones que la verdad creo en lo personal no tienes porque aceptar.

Tú mereces lo mejor. Mereces estar con una persona que ante cualquier situación o problema te tenga como prioridad. Mereces que te hagan feliz y que te acepten tal y como eres. Mereces que más allá de tu físico amen tu personalidad, tu esencia, tu ser. Mereces a alguien que te respete y se preocupe por lo que te hace sentir mal. Mereces que te den tu lugar y te hagan sentir deseado y no rechazado. Mereces que te hablen siempre con la verdad y no con la mentira. Mereces que te llenen de afecto y no que te estén diciendo palabras hirientes. Mereces tener a tu lado a alguien que de verdad ame estar contigo y no que lo haga porque se sienta obligado. Mereces una relación sana, llena de amor, comprensión y tolerancia. Así que si por alguna razón sientes que estás involucrado en una relación que no te llena o que no te hace feliz, por más dolor que ésto te llegue a ocasionar, debes romper con ése vínculo ya que en lugar de traer paz a tu vida, más bien te llena de pena o tristeza. Y no digo que no te va a doler, probablemente sufras y llegues a atravesar cierto período de luto por el amor que alguna vez sentiste por ésa persona, pero antes de hacer feliz a alguien debes ser feliz tú primero. Ama tu ser de manera que no permitas por ningún motivo que te menosprecien o te hagan daño. Dios es el primero que anhela verte feliz y desea que a encuentres a la persona correcta. Por éso, para que todo te salga bien debes ponerlo a El como prioridad en tu vida, esperar que suceda todo a su tiempo y confiar en que cada cosa que pase El la irá acomodando a tu favor para que puedas ser totalmente pleno. Créeme, que si algo no se está dando es porque realmente no te conviene.




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