CUANDO FALLLAS

Para cualquier persona se vuelve muy fácil equivocarse ya que por naturaleza somos seres humanos llenos de imperfecciones y carencias que nos hacen tomar a veces el camino equivocado.

Talvez le fallaste a un ser querido, a quien considerabas tu amigo o inclusive a tu propia familia pero eso no debe ser un motivo para culparte toda la vida. Sé que es muy difícil que aquellos que depositaron su confianza en tí ahora te vean como el ser más imprudente o desleal que pueda existir en la Tierra, pero Dios te ve con otros ojos y si nos acercamos a él arrepentidos de corazón, está dispuesto a darnos otra oportunidad, restaurar todo y así empezar de nuevo, aprendiendo de ello para no volver a cometerlo.

Suele suceder que después de fallar, la conciencia y la culpa te asechen a diario; pero debes perdonarte a tí mismo y continuar hacia adelante dispuesto a dar tu mejor esfuerzo para mejorar como persona.

El Señor nos promete que si reconocemos nuestra equivocación, Él Es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1:9). Por éso te recomiendo que si has fallado en algún momento no sólo a otras personas si no a Dios y a ti mismo, puedas acercarte a su presencia y en oración te arrepientas para que Él te bendiga en gran manera. No te culpes toda la vida por lo malo que hiciste, al contrario, mira el lado positivo de la situación y aprende la lección para en un futuro no volverlo a cometer. La misericordia y la gracia de Dios están al alcance de todo aquel que quiera corregir sus malos actos y enmendar sus errores. Cada día sus misericordias son nuevas por lo que te animo a luchar por mejorar tu camino y aferrarte en la promesa de que el Señor es quien endereza tu camino. Busca la manera de agradarle y luego actuar correctamente con los demás para que puedas tener una vida de calidad. No olvides que si setenta veces cae el justo, setenta veces debe levantarse. Así que: ¡Levántate y lucha hasta el final, Dios puede hacer todas las cosas nuevas.

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