SERVIR A LOS DEMÁS

"Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás. Filipenses 2:4."

Uno de los mandatos que Dios pide es que sirvamos a los demás, no por imposición u obligación si no porque cuando ayudamos a otros nos convertimos en mejores personas. Dar de nosotros mismos es el mejor regalo que podemos brindar ya que lo que para uno en lo personal es un pequeño gesto, para otros puede ser algo muy significativo más si están pasando por alguna necesidad.

Existen muchos ejemplos de personas que pusieron como prioridad el servicio. Grandes hombres y mujeres que dejaron huella en ésta Tierra; por ejemplo: La Madre Teresa de Calcuta, Mahatma Gandhi, Monseñor Valech, entre muchos otros que no necesariamente fueron o son conocidos a nivel mundial pero que velaron siempre por los intereses de los demás aún por encima de los propios.

Otro gran ejemplo es nuestro Señor Jesucristo. Él entregó su vida y su sangre por la humanidad y cuando estuvo aquí en la Tierra dedicó sus años al servicio de los necesitados. Predicó el evangelio para que también fueran salvos, liberó a los cautivos, sanó a los enfermos, suplió a los pobres y ofreció su amor sin excepción. Fué criticado muchas veces por los fariseos de estar en lugares o con personas que para ellos eran "inapropiados" y hasta lo acusaron, pero Jesús sabía que debía de cumplir lo que Dios el Padre le había solicitado. 

El servir nos engrandece.  Nos hace ser ejemplo para los demás, reconocidos por ser personas humanas y sensibles ante el dolor ajeno. No nacimos para velar sólo por nuestros intereses, nacimos para ser instrumentos de bendición, ser luz a aquellos que andan en oscuridad, ser personas que comparten con otros de esa llenura que Dios mismo puso en nuestros corazones.

Puede parecer insignificante pero hoy son ellos, mañana puedes ser tú el que necesite de una mano amiga. Busca la manera de servir, empezando por un pequeño gesto como una sonrisa, un abrazo, un consejo, escuchar o una llamada telefónica. Muestra tu interés y preocupación por los demás y no enlaces el servir con lo económico porque tenemos más q eso para dar. Al final lo realmente importante y duradero no se compra ni se da con dinero. Por lo que te animo a que cuando topes con alguien en el camino puedas brindarle tu amibilidad y buen trato, puede que por medio de tu gesto, una puerta sea abierta para que Dios te use y así ayudar a ésa persona si se encuentra con alguna necesidad. Estoy segura que si permites ser el canal de bendeción para otros, Dios mismo te recompensará y el doble por tu buena voluntad.

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