SER MUJER

Aprovechando que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer escribo haciendo referencia a una de las creaciones más maravillosas que puedan existir sin limitar mis palabras a una fecha en específico sino poder alabar a un ser que merece toda la admiración del mundo y el respeto cada día.

Si te preguntarán: ¿para tí, qué es ser mujer? ¿Qué responderías? Bueno, en mi caso creo que son muchas cosas las que describen el ser mujer, pero cuando pienso en éso de manera personal y propia, diría que me pesan más las razones por las cuales amarme tal como soy y sentirme sumamente privilegiada de ser mujer.

Pienso que desde el inicio Dios se lució en todos los aspectos con la creación del ser humano. Ya sabemos que primero creó al hombre pero conforme pasaron los días vio que no era bueno que éste estuviera solo y fue cuando decidió crear a la mujer. Ésa fue una razón por la cual Él nos creó, pero pienso que Dios tenía un propósito aún mayor y un destino muy especial para todas nosotras. Me puedo imaginar inclusive el esmero con el que Él hizo a la mujer. Es increíble el sentimiento que se genera al meditar y al concientizar cada detalle que nos caracteriza. Muchos de hecho han sido testigos de éso a tal punto que a veces ni siquiera nosotras mismas entendemos la complejidad con la que fuimos creadas pero el grave problema que la mayoría de mujeres cometen es que conforme pasa el tiempo pierden de vista el valor real con el que fueron diseñadas.

Mujeres extraordinarias, sabias, maravillosas, auténticas, precavidas, esforzadas, luchadoras, entregadas, dulces, sensibles, llenas de amor, apasionadas, que no necesitan de nadie más que de su creador para salir adelante, encantadoras, románticas y muy especiales; con la capacidad de dar vida, de cumplir con muchos roles a la vez, de buscar la manera de surgir, de aprender de los errores y permanecer firmes hasta el final. A tí mujer externo hoy mis mejores felicitaciones y te brindo mi más sincero respeto por ser quien eres.

"Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. Proverbios 31:10."